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Cinematográfica Costa Sur

Luego de casi veinte años sin una película local estrenada comercialmente, el técnico en radio y televisión Hernán Takeda decide aprovechar la experiencia de un anterior intento fallido de largometraje y se asocia con el agricultor Héctor Varas para producir una nueva película penquista. Al binomio se suman Jorge Cares, quien sería administrador del diario penquista La Patria, el comerciante Sergio Bürger, el mecánico Andrés Sáez, el contador Hugo Yáñez, el abogado Fernando Saenger y Pedro Bustamante, para dar vida a la Sociedad Cinematográfica Costa Sur Ltda., cuyo fin sería la filmación, producción y distribución de películas nacionales de largo y corto metraje de tipo argumental y documental, según consta en el documento de constitución de la sociedad. El grupo reúne un capital inicial de E° 17.500, sumando dos cámaras de 16mm, grabadora de sonido y luces de propiedad de Takeda, y cincuenta rollos de película Kodak aportados por Varas, con lo que inician la filmación de la primera película de la novel compañía, Ocaso (1967).

Convocan a un grupo de intérpretes aficionados entre los que se encuentran Gabriel Alfaro, Oriana Espinoza, Mario Simonetti, Ranulfo Valderas y Carol Vera, entre otros, a los que se suman Sergio Bürger, que cumple también funciones de producción, Héctor Varas, autor del guión, junto a su hija Carmencita Varas, y la participación especial del conocido folklorista Críspulo Gándara. La mayor parte de las escenas se filmaron en exteriores como el valle Nonguén, las minas de Lota, Caleta Pueblo Hundido, la laguna San Pedro, Carampangue y Collipulli, mientras que las pocas escenas de interior se tomaron en la casa de Héctor Varas, ante la imposibilidad de contar con un set apropiado. Filmada a lo largo de dos años durante los tiempos libres que les dejaban sus respectivos trabajos, preferentemente los fines de semana, la producción de Ocaso tuvo una enorme cantidad de dificultades, como el vencimiento de los rollos de 16mm, por lo que forzosamente debieron utilizar película vencida ante la escasez de presupuesto, arriesgando perder el material durante el proceso de laboratorio, o el alejamiento de Oriana Espinoza, una de las protagonistas del filme, quien al cumplir la mayoría de edad se muda a Santiago, lo que obligó a modificar el guión. Debido a algunas diferencias con la compañía, Héctor Varas también sale del proyecto, y es Gabriel Alfaro, protagonista de la película, quien se involucra en el guión y toma la dirección artística de la producción.

Pese a todo, la película logró ser concluida y pudo ser llevada a Santiago para realizar el montaje final en el Instituto Fílmico de la Universidad Católica, a cargo del reconocido cineasta y montajista Rafael Sánchez, luego de lo cual fue enviada a los prestigiosos Laboratorios Alex de Buenos Aires para su ampliación a 35mm para su exhibición comercial, el único lugar del subcontinente en donde se realizaba este proceso. En Argentina, el material fue retenido en el aeropuerto de Ezeiza debido a la falta de trámites aduaneros, aunque Takeda, el único miembro de la compañía que cruzó la cordillera, lo que causó asombro en los laboratorios bonaerenses, logró salvar la situación. El equipo sufrió otro golpe cuando el Consejo de Censura Cinematográfica catalogó la película para mayores de 18 años, lo que ciertamente limitó sus posibilidades comerciales. Finalmente, el estreno de Ocaso se realizó en el Cine Romano penquista con éxito de público, siendo estrenada un año después en tres cines santiaguinos. Sin embargo, algunos conflictos entre los miembros de la productora y la imposibilidad de recuperar la inversión inicial, motivaron el fin de la compañía poco tiempo después, siendo Hernán Takeda el único que continuó filmando.

Luego de casi veinte años sin una película local estrenada comercialmente, el técnico en radio y televisión Hernán Takeda decide aprovechar la experiencia de un anterior intento fallido de largometraje y se asocia con el agricultor Héctor Varas para producir una nueva película penquista. Al binomio se suman Jorge Cares, quien sería administrador del diario penquista La Patria, el comerciante Sergio Bürger, el mecánico Andrés Sáez, el contador Hugo Yáñez, el abogado Fernando Saenger y Pedro Bustamante, para dar vida a la Sociedad Cinematográfica Costa Sur Ltda., cuyo fin sería la filmación, producción y distribución de películas nacionales de largo y corto metraje de tipo argumental y documental, según consta en el documento de constitución de la sociedad. El grupo reúne un capital inicial de E° 17.500, sumando dos cámaras de 16mm, grabadora de sonido y luces de propiedad de Takeda, y cincuenta rollos de película Kodak aportados por Varas, con lo que inician la filmación de la primera película de la novel compañía, Ocaso (1967).

Convocan a un grupo de intérpretes aficionados entre los que se encuentran Gabriel Alfaro, Oriana Espinoza, Mario Simonetti, Ranulfo Valderas y Carol Vera, entre otros, a los que se suman Sergio Bürger, que cumple también funciones de producción, Héctor Varas, autor del guión, junto a su hija Carmencita Varas, y la participación especial del conocido folklorista Críspulo Gándara. La mayor parte de las escenas se filmaron en exteriores como el valle Nonguén, las minas de Lota, Caleta Pueblo Hundido, la laguna San Pedro, Carampangue y Collipulli, mientras que las pocas escenas de interior se tomaron en la casa de Héctor Varas, ante la imposibilidad de contar con un set apropiado. Filmada a lo largo de dos años durante los tiempos libres que les dejaban sus respectivos trabajos, preferentemente los fines de semana, la producción de Ocaso tuvo una enorme cantidad de dificultades, como el vencimiento de los rollos de 16mm, por lo que forzosamente debieron utilizar película vencida ante la escasez de presupuesto, arriesgando perder el material durante el proceso de laboratorio, o el alejamiento de Oriana Espinoza, una de las protagonistas del filme, quien al cumplir la mayoría de edad se muda a Santiago, lo que obligó a modificar el guión. Debido a algunas diferencias con la compañía, Héctor Varas también sale del proyecto, y es Gabriel Alfaro, protagonista de la película, quien se involucra en el guión y toma la dirección artística de la producción.

Pese a todo, la película logró ser concluida y pudo ser llevada a Santiago para realizar el montaje final en el Instituto Fílmico de la Universidad Católica, a cargo del reconocido cineasta y montajista Rafael Sánchez, luego de lo cual fue enviada a los prestigiosos Laboratorios Alex de Buenos Aires para su ampliación a 35mm para su exhibición comercial, el único lugar del subcontinente en donde se realizaba este proceso. En Argentina, el material fue retenido en el aeropuerto de Ezeiza debido a la falta de trámites aduaneros, aunque Takeda, el único miembro de la compañía que cruzó la cordillera, lo que causó asombro en los laboratorios bonaerenses, logró salvar la situación. El equipo sufrió otro golpe cuando el Consejo de Censura Cinematográfica catalogó la película para mayores de 18 años, lo que ciertamente limitó sus posibilidades comerciales. Finalmente, el estreno de Ocaso se realizó en el Cine Romano penquista con éxito de público, siendo estrenada un año después en tres cines santiaguinos. Sin embargo, algunos conflictos entre los miembros de la productora y la imposibilidad de recuperar la inversión inicial, motivaron el fin de la compañía poco tiempo después, siendo Hernán Takeda el único que continuó filmando.

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