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La Apolo Film Ltda. es la más antigua compañía productora local de la que se tiene registro, fundada en Concepción en 1924 por el cineasta Alberto Santana y el comerciante italiano Bartolomé Giraudo, director general y propietario de la compañía, respectivamente. A instancias de Santana, construyen en el centro penquista los primeros estudios cinematográficos locales de los que se tiene conocimiento, en una de las esquinas de la intersección entre las calles Chacabuco y Tucapel, levantando un edificio de cuarenta por veinte metros, que son en su momento los más grandes del país, con capacidad para trescientas personas y para filmar dos películas al mismo tiempo. Con la intención de producir películas de grandes presupuestos, rápidamente se asocian con la compañía Andes Film de Valparaíso, quienes estarían a cargo de la parte técnica y del proceso de laboratorio y revelado de las producciones penquistas, encabezando el equipo técnico asociado el destacado director de fotografía Gustavo Bussenius, fundador de la Andes Film y uno de los más relevantes camarógrafos del cine mudo chileno. Dentro del elenco contratado figuraban algunos de los intérpretes más populares del país, como parte de la experimentada compañía dramática de Antonia Pellicer, la conocida familia Bührle y la pareja conformada por el actor y dramaturgo español Juan Pérez Berrocal y la actriz chillaneja Clara del Castillo.
Tal como lo haría Alberto Santana con las compañías que dirigiría a lo largo de su extensa carrera, la Apolo Film comienza su andar convocando a diferentes personalidades de la sociedad, el comercio, la prensa y la política penquista, buscando apoyo para la filmación de la primera película argumental local, Mater dolorosa (1925). Mientras trabajan en este filme, debutan en la pantalla grande con dos noticiarios de actualidades que solían exhibirse como complemento de las películas principales de los cines y teatros de la época. Las Actualidades penquistas (1924) y las Actualidades de Talcahuano (1924), incluían escenas de la vida penquista y chorera junto con sucesos noticiosos locales, y fueron distribuidas en la región como películas socio-informativas, concitando el interés del público. Durante el rodaje de Mater dolorosa en el centro de Concepción, filman durante los descansos el corto cómico Juan Penco boxeador (1925), dirigido por Ernesto Winter y Alberto Santana, pensado originalmente como la primera parte de una serie escrita por Winter, titulada Las aventuras de Juan Penco, para aprovechar la enorme popularidad de la familia Bührle y de Pérez Berrocal.
Mater dolorosa, superproducción dramática bélica, fue escrita y dirigida por Alberto Santana, basada en la obra homónima del autor francés Henri Lavedan y fue protagonizada por Alberto Rivas y María Wolff, quien adoptará el nombre artístico de Mary Wolff, y contó con la participación de más de mil extras pertenecientes a los regimientos penquistas Guías, Trenes y Chacabuco. Gracias a las gestiones de Bartolomé Giraudo, la película tuvo su estreno nacional en tres teatros de Santiago, marcando todo un hito para una producción del sur del país, logrando además una buena recepción del público en todo el territorio nacional. Esto no evita que Alberto Santana se aleje de la productora, quedando la dirección artística de la compañía en manos de Juan Pérez Berrocal, quien hace un nuevo montaje del filme, eliminando y agregando algunas escenas, y encarando la producción del segundo largometraje de la compañía, Canta y no llores, corazón (o el precio de una honra) (1925). Aludiendo con su título a una conocida canción popular durante la época, fue escrita, dirigida y protagonizada por Pérez Berrocal y coprotagonizada por su esposa Clara del Castillo y el actor Tomás Medina, quien adopta el nombre artístico de Tom McKey. Con locaciones en Concepción, Lota y el viaducto del Malleco entre otras, la película se estrena en Santiago y se distribuye con gran éxito en todo el país, conociéndose datos que indican su exhibición comercial en Argentina. Cabe mencionar que tanto Mater dolorosa como Canta y no llores, corazón (o el precio de una honra) contaron con escenas cantadas por sus protagonistas que se intercalaban con la proyección, en lo que puede considerarse como un claro antecedente del cine sonoro en el país.
La Apolo Film Ltda. es la más antigua compañía productora local de la que se tiene registro, fundada en Concepción en 1924 por el cineasta Alberto Santana y el comerciante italiano Bartolomé Giraudo, director general y propietario de la compañía, respectivamente. A instancias de Santana, construyen en el centro penquista los primeros estudios cinematográficos locales de los que se tiene conocimiento, en una de las esquinas de la intersección entre las calles Chacabuco y Tucapel, levantando un edificio de cuarenta por veinte metros, que son en su momento los más grandes del país, con capacidad para trescientas personas y para filmar dos películas al mismo tiempo. Con la intención de producir películas de grandes presupuestos, rápidamente se asocian con la compañía Andes Film de Valparaíso, quienes estarían a cargo de la parte técnica y del proceso de laboratorio y revelado de las producciones penquistas, encabezando el equipo técnico asociado el destacado director de fotografía Gustavo Bussenius, fundador de la Andes Film y uno de los más relevantes camarógrafos del cine mudo chileno. Dentro del elenco contratado figuraban algunos de los intérpretes más populares del país, como parte de la experimentada compañía dramática de Antonia Pellicer, la conocida familia Bührle y la pareja conformada por el actor y dramaturgo español Juan Pérez Berrocal y la actriz chillaneja Clara del Castillo.
Tal como lo haría Alberto Santana con las compañías que dirigiría a lo largo de su extensa carrera, la Apolo Film comienza su andar convocando a diferentes personalidades de la sociedad, el comercio, la prensa y la política penquista, buscando apoyo para la filmación de la primera película argumental local, Mater dolorosa (1925). Mientras trabajan en este filme, debutan en la pantalla grande con dos noticiarios de actualidades que solían exhibirse como complemento de las películas principales de los cines y teatros de la época. Las Actualidades penquistas (1924) y las Actualidades de Talcahuano (1924), incluían escenas de la vida penquista y chorera junto con sucesos noticiosos locales, y fueron distribuidas en la región como películas socio-informativas, concitando el interés del público. Durante el rodaje de Mater dolorosa en el centro de Concepción, filman durante los descansos el corto cómico Juan Penco boxeador (1925), dirigido por Ernesto Winter y Alberto Santana, pensado originalmente como la primera parte de una serie escrita por Winter, titulada Las aventuras de Juan Penco, para aprovechar la enorme popularidad de la familia Bührle y de Pérez Berrocal.
Mater dolorosa, superproducción dramática bélica, fue escrita y dirigida por Alberto Santana, basada en la obra homónima del autor francés Henri Lavedan y fue protagonizada por Alberto Rivas y María Wolff, quien adoptará el nombre artístico de Mary Wolff, y contó con la participación de más de mil extras pertenecientes a los regimientos penquistas Guías, Trenes y Chacabuco. Gracias a las gestiones de Bartolomé Giraudo, la película tuvo su estreno nacional en tres teatros de Santiago, marcando todo un hito para una producción del sur del país, logrando además una buena recepción del público en todo el territorio nacional. Esto no evita que Alberto Santana se aleje de la productora, quedando la dirección artística de la compañía en manos de Juan Pérez Berrocal, quien hace un nuevo montaje del filme, eliminando y agregando algunas escenas, y encarando la producción del segundo largometraje de la compañía, Canta y no llores, corazón (o el precio de una honra) (1925). Aludiendo con su título a una conocida canción popular durante la época, fue escrita, dirigida y protagonizada por Pérez Berrocal y coprotagonizada por su esposa Clara del Castillo y el actor Tomás Medina, quien adopta el nombre artístico de Tom McKey. Con locaciones en Concepción, Lota y el viaducto del Malleco entre otras, la película se estrena en Santiago y se distribuye con gran éxito en todo el país, conociéndose datos que indican su exhibición comercial en Argentina. Cabe mencionar que tanto Mater dolorosa como Canta y no llores, corazón (o el precio de una honra) contaron con escenas cantadas por sus protagonistas que se intercalaban con la proyección, en lo que puede considerarse como un claro antecedente del cine sonoro en el país.
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